lunes, 17 de noviembre de 2008
No puedo
Me cansa pegarme contra tus muros. Me cansa que me abras la ventana a medias. Me cansa que salgas corriendo siempre a la misma hora: en la hora exacta en la que deberías ser valiente y atreverte a probar mi vichissoise. Pero eso es un paso, un gesto, un tic que no podrías perdonarte. Me estás destrozando el alma a base de esperas, de que te entiendo, de que he de estar, de que algún día...
Un día de estos será tarde para tí porque yo ya estoy a un único paso de enamorarme y no sé si es o no de tí. Puede que me mañana vuelva a hacer las maletas. Puede que mañana ya no esté aquí. Lo siento, nen, no puedo esperarte.
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4 comentarios:
Siempre contra los muros y la otra persona sin enterarse. Como cuando en el comecocos te quedas en una esquina y no hay manera de avanzar.
Si el otro no es valiente, puede serlo usted, la sensación será mejor seguro.
Le devuelvo la pelota by the way.
Besicos.
Puedo ver estas encerrenas una y mil veces, puedo incluso vivirlas en mis propias carnes pero, nunca, nunca, nunca dejo de decepcionarme. Eso sí, te diré algo y seré dura, me decepciona tanto la actitud del que pide "espérame" como del que espera, preciosa, tanto o más ...
Hagas lo que hagas, te entenderé porque, hagas lo que hagas, es muy probable que en algún momento de mi vida haya pasado por ello.
Besos gordos
Carmen
Por partes, Corde, tienes más razón que un santo es exactamente cual comecocos. Carmen, yo no espero a nadie. Ayer sólo fue un día de bajón y hoy brilla el sol de invierno. :)
Me alegra leer eso.
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