martes, 22 de julio de 2008

La (tu) verdad


Te rodeas de símbolos incomprensibles. Te haces un vestido con tus opiniones. Sales al mundo dibujada de miedos. Observas la realidad pero interpretas lo que quieres (o puedes). En un momento dado te encuentras con un gurú o un sacerdote o, en general, un hombre de dios. Una persona que se gana tu confianza. Te desnudas de complejos e imperfecciones. Su realidad se convierte en la tuya. Confías en él. Un hombre de dios no puede querer hacer daño. No puede. Te dejas llevar por sus reflexiones, sus consejos, te refuerzas en tus argumentos. La realidad nunca fue vista tan claramente. Te dejas caer a las percepciones del otro. Un día te levantas por la mañana y ves que todo es, y siempre fue, mentira. Entonces te vistes de rabia, de hipocresía, de cansancio ante la mentira o la media verdad y matas a Ra, a la realidad, al apego, al su mismo Dios, a tu verdad, a su verdad... y descubres que los ojos engañan pero tú siempre sabes la verdad.

Pd: La ilustración ees de Fontaine Anderson, bonita, eh?

4 comentarios:

A corderetas con mi alma: "Corde" dijo...

Muy bonita, sí, señorita.
Los símbolos y yo... Vamos que soy una escéptica de narices, incluso conmigo misma.
Antes solía creer mucho en los seres humanos. Pero creo que voy espabilando, aunque sea poquito a poco.

Lostnilwen dijo...

Las relaciones entre seres humanos son dificiles. He llegado a pensar que no es natural tener amigos, no es innato, porque, en realidad, regalas tu corazón (o parte) a alguien que te puede hacer daño (¿masoquismo?) y, por otro lado, es tu competencia sexual, vamos, como los animales...

Anónimo dijo...

Bueno, bueno...
...comento en este post introspectivo por que veo que los de risas y buenrollismo tiran menos entre tus lectores.

Todos somos competencia lo que pasa es que nuestra educación intenta dictarnos que no podemos dejarlo ver por que entonces dariamos ventaja a nuestros congéneres que se pondrían alerta.
Entre tanto, tu que te has dado cuenta aprovecha esa ventaja.

Y cuidame a tus amigas...

albert dijo...

la humanidad da asco, pero las personas no, la generalización nos da una visión global, si la pesonalizamos, caemos en los prejucios (malos, malos). la verdad puede que sea una, pero no hay otra forma de percibirla que a través de los sentidos (¿he oído crujir un hueso en la tumba de descartes?), así que nuestra verdad siempre es la correcta, hasta que apercibimos que es otra. por ejemplo, mi visión de los escotes veraniegos midiendo 1'90 es muy diferente al resto de los hombres que jamás llegan a ver el lacito que une las copas de los sujetadores (caso de haberlos).
y por cierto matizo, si le regalas tu corazón a alguien que te puede hacer daño es un riesgo, masoquiesmo es si se lo regalas a alguien que ya te lo ha hecho o sabes que te lo hará (en mi modesta opinón de observador de escotes)