jueves, 10 de julio de 2008
No más buenos días
En la otra punta de la ciudad un hombre mayor con las manos llenas de manchas y arrugas jugaba, esperando el momento justo, con su arco. Llevaba casi dos meses en guardia esperando que apareciese el momento adecuado para llevar a cabo su misión. Ni sabía ni quería saber por qué la habían condenado. Su trabajo era esperar y acabar con ella. Justo en el momento en el que ella asomó la cara por el balcón de su pequeño piso, el hombre respiró profunda y lentamente, levantó la cara, tensó el arco y lanzó una flecha con tan mala suerte, para ella, que se clavó en su pecho, sacudiendo a la chica como a un pelele y convirtiéndola, al instante, en sombra de lo que era. Herida, sofocada e hiperventilando, logró salir al portal donde murió entre los brazos de un desconocido al que sólo daba los buenos días en el ascensor. Cada vez que parece que levanta la cabeza, va alguien y la vuelve a matar... así, siempre.
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3 comentarios:
Mmm, ¿estamos un poco negativa o melancólica? Y si no es de ahora, supongo que lo estaba cuando lo escribió. Bonito a la vez que muy crudo. Y, como siempre, aderezando el texto con una imagen muy reveladora.
Pues la verdad es que lo escribí hace unos días pero no estaba especialmente triste ni nada de eso. Lo que pasa es que esas sensaciones " negativas" me son más fáciles de transmitir, no sé por qué.
Espero que sigas bien, no tengo mucho tiempo ahora para pasarme por blog ajenos pero te envío un abrazo.
Es verdad, jajaja, Para mí también es más fácil escribir sobre el lado oscuro que sobre algo ocurrente y lleno de humor.
Todo bien por estos lares, con casita nueva (alquilada) y con ilusión. Un besico.
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