miércoles, 7 de mayo de 2008

Inevitable


¿Has cogido alguna vez miel con las manos? Se escurre y te deja pringosa. Tras un rato te quedas pegada a tí misma y te sientes como llena de pegamento. Aunque te duches, si se ha secado, parece que te hubieses pegado con Superglú. Y ese olor dulzón que atrae a todo tipo de seres invertebrados...
Tengo un compañero de trabajo que es un poco miel: esparce las culpas. Tiende a desaparecer con el tiempo pero ya te ha dejado pegada la duda para que los demás piensen quién miente o ha metido la pata. Y tú ya tienes la miel encima y no te puedes deshacer de ella, aunque no la hayas cogido y te la hayan echado. Así es la vida. Algunos curramos para vivir. Otros "curran" por hacer algo con su vida porque ya la tienen resuelta (gracias a su familia). Pero eso le ponen menos ganas y más incompetencia pero, al ser quien son, son intocables
Hoy mi tarde sabe a miel pese a que a mí me apetece un granizado de limón. Y todo lo que me apetece es irme a casa, echarme la siesta y levantarme para beber cerveza con el que se preste. Menos mal que cada vez queda menos...

3 comentarios:

Alcaudón dijo...

Pozí... encima es el típico que habla mal de todos cuando no están, y cuando están es el más majete. Además porta con gracia y desprecio una especie de donaire rancio...
¡Uuuuuuuffff! es que es tan súmamente guay que me da vergüenza no ser como él... y además sabe taaaaaanto de tooooodo... a mí me 'abrumel'

A corderetas con mi alma: "Corde" dijo...

Si él es la miel, sea usted el Ron, que es más chisposo, te quita la mierda y te deja desinhibirte ante semejantes elementos. Un chupito de ron y miel puede sentar bien, pero se trata de que el "Ron" supere con creces a la miel. ¿Me se entiende? Francamente, no.

albert dijo...

esparcir la miel-da es un gran recurso que mientras se reconozca a tiempo, no es demasiado peligrosa. sólo para los que se dejan salpicar.