viernes, 17 de octubre de 2008

Qué pasó anoche


Hace unos cinco años me gustaba muchísimo. De hecho siempre tuve la callada esperanza de que se volviese a mirarme metido en su saco de dormir y me diese un beso de buenas noches. Lo malo es que era amigo de mi amor platónico y a los dos nos complicaba un poco la existencia del tercero que era, cómo no, el de los tres nombres propios. El caso es que no sé por qué ayer me acordé de él. Su cara, sus manos, sus abrazos... no sé nada de su vida desde hace miles de millones de años luz pero compartíamos cama en mi sueños y parecía tan feliz (yo) viéndole a mi lado con su boca a tres pestañeos de mis labios... Y me he levantado con la extraña sensación de que algo se está gestando, cerca, al lado, que ya no pienso en diseñadores de ego desmesurado, ni en nombres propios, ni en coordinadores de centros de menores. Que ahora, por fin, sueño con algo nuevo...
PD: luna menguante

3 comentarios:

Carmen dijo...

Hoy viene una amiga que ayudará a equilibrar mi falta de ... ¿colores? Pero, aún así, me debes 1 consejo pantene y un trasbase tecnicolor, preciosa meva.
La luna menguante... el otoño... la sensación de que algo cambia y de que ya no echas de menos un nombre propio si no "la esencia"... Es positivo, yo creo que es parte del desprendimiento.
Vamos, vamos, vamos... Nómadas de sentimientos, sensaciones, pensamientos, incluso, de nombres propios... caminamos, caminamos... esto es positivo.

Alvaro Claver dijo...

Luna menguante que parece ser este ciclo lunar ha sido más potente que la llena, hasta para los hombres mortales como yo.
Vivan las noches en vela, los libros interminables y Johnny Cash.

Anónimo dijo...

Yo ayer vi a mi amor platónico de juventud y me dejó aliviada. Ni he soñado con él ni quiero ya.
En cuanto a los coordinadores de centro de menores... es una especie muy complicada, se lo digo yo.
Corde