jueves, 9 de agosto de 2007
Entre topillos y cañejas
Ayer tuve el gusto de compartir tabla de patés con Madame y echarnos unas buenas risas mientras comentábamos la terrible plaga de topitos así como las peripecias de nuestros gatos. Una noche que, entre risas y cañas, me dejó con la sensación de que no seríamos como somos si no tuviésemos amigos dispuestos a aconsejarnos y a decirnos la verdad. Tengo mucha suerte de que quieras escucharme, Madame, así que como que no me odies (como yo tampoco te odio a ti).
El caso es que llegué a casa y continué riéndome, esta vez con Carter: del gato, de Tata Golosa, del anuncio del Tchin-Tchin y de la estatua de Radio Futura... Es maravilloso ver que, poco a poco, nuestra casa vuelve a llenarse de sonrisas y besos, de bromas y de felicidad. Son las risas lo que hace que valga la pena seguir a su lado. Hoy se vuelve a ver la luz al final del túnel.
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4 comentarios:
Yo tengo mucha suerte de que quieras que te escuche, que no ye lo mismo.
me alegro que disfrutaran de mi mutis ;)
Albert: ese cuarto de hora con usted fue de lo mejor de la velada :) Lo que pasa que Triz no lo pone porque prefiere guardarlo en su coraçao, cual la Virgen María, toda santa ella en su santidad.
Perdón, nen, tienes toda la razón: también estuvo Albert un rato y se pago una cañeja el tío majo de él. Y también hablé con el hada que anda por sus tierras asturianas y envía buen rollo desde allí. Si es que...hay que decirlo todo para que os sintáis satisfechos.
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