miércoles, 26 de diciembre de 2007

El péndulo


Se queda a dormir. Como en mis mejores sueños de adolescencia, se mete en mi cama. Busco su calor entre las sábanas, y lo encuentro. Entonces se acerca tímidamente y me besa como si no hubiesen pasado los años. Las yemas de sus dedos recorren mi cuerpo. Me entran esas cosquillas que suben por la espalda y hasta el cuello. Los besos se instalan en mi nuca, desfallezco. Cuando llega el día sige a mi lado. Me besa. Me rebesa. Me jura. Me perjura. Se va...
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No hay tregua. Esa es la frase que parece definir mi vida. Las cosas se acaban y empiezan unas nuevas. La gente se va, vuelve, muta y desaparece para volver de nuevo. Y aquí andamos... más viejos, más experimentados, más sabios por todos los tropiezos que hemos tenido en el camino, pero poniendo cada día un adoquín nuevo en nuestro camino, y siendo felices con los pequeños momentos mágicos que nos regala la vida. Momentos como recordar las canciones de la adolescencia, como ver la proyección en el edificio de Correos o como despertarte con algo parecido al amor a tu lado. Nada es real, nada es importante y nada es definitivo...pero ese segundo de felicidad es mágico. Por eso cuando no lo tienes piensas ¿Cuando volverá a este lado de mi vida el péndulo? ¿seré capaz de pararlo para que un segundo sea una tregua?

2 comentarios:

Veneguera dijo...

Qué suerte...yo también quiero vivir sin tregua. El amor, la compañía, las caricias ...se han olvidado de mí:(

Lostnilwen dijo...

NO todo en la vida es el amor. Yo tampoco tengo quien me quiera pero, sabes qué, no lo necesito. El péndulo hace que sea igual de importante llorar que tomarme un café contigo. Todo es relativo, todo pasa.