jueves, 13 de diciembre de 2007

La pena fría

Las palabras salieron de su boca como una explosión: demasiadas y tan rápido que no tuve tiempo para asimilarlas. Con un poco de paciencia logré poner orden el caos hasta decidir que lo que estaba ocurriendo debía ser mentira. Sus ojos evitaban cruzarse con los míos, evitaban mi mirada inquisidora y sólo pudo rozarme de reojo. Era verdad. Por una vez en la vida estaba siendo sincero. Las palabras que salían de sus ojos se convertían en una pena fría, como de mercurio, que se metía en mi cuerpo a través de las pupilas e iluminaban mis venas como un contraste médico. La pena fría. El mercurio. La pena.
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Es un microrelato que escribí el momento después de decidir cortarme el pelo y que fue el momento justo después de que me cambiase la vida gracias a la inestimable colaboración del chico al que quise. El caso es que, afortunadamente, quedó atrás todo.
Ayer me fui al fnac y me hice con ' El castillo ambulante', película que, no sé muy bien por qué, me obsesiona últimamente.

Vivimos en un mundo realmente absurdo en el que la gente o, mejor dicho, algunas personas, sólo se mueve para evitar dolor en sus nalgas. Salvar el culo parece ser el leitmotiv de la existencia. Para este tipo de gente no importa la moral, la realidad, ni siquiera los amigos que dejan atrás. Afortunadamente sólo me he cruzado con un par de especímenes así en mi vida. Habría que exterminarlos cual moscas. El egoismo es la base de la sociedad postmoderna: hombres y mujeres pendientes de tener y, sobre todo, aparentar. Por eso me cae bien gente como Madame M. que reconoce su afición al orujillo después del café ( eso sí, acompañada) sin pensar qué pensarán los demás o el hada o las psicólogas sordas o alsan o piticli o una larga lista de gente que no busca aparentar... Insisto en que deberíamos dejar de lado a la gente que nos complica la vida porque la suya es triste, banal y vacía. Enhorabuena a todos los que llenáis los días de esperanzas, oportunidades y alegrías a los demás.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El karma existe. Y el karma no es más que un apredizaje vital que se debe realizar. Si no se aprende por la buenas se aprende a hostias. No hay opción. No es consuelo, pero pensar que cada uno tiene lo suyo hace que te tomes las cosas más relajado.
Mientras tanto siempre nos quedará el orujo para que salga un poco el sol( y el guisky, y el ponche, y el pacharán... Es que hay tantas opciones para traer el sol a nuestras vidas.)

albert dijo...

-O-O- (le falta una preposición al minirelato)
el castillo ambulante es una buena peli que te pediré prestada cualquier día de estos, porque la vi una vez en malas condiciones y quiero repetir en mejores. (me sigues debiendo un visionado de cierta segunda parte, no me olvido).
siempre he defendido el egoísmo, pero me doy cuenta de que estaba mezclando conceptos. en realidad lo que defiendo es el amor propio, no olvidarse de uno mismo, no volcarse demasiado en los demás o en el otro para no ver lo que somos.
con la hipocresía (aparentar me parece casi un eufemismo) sí que no hay perdón.
por cierto, aparte de la repelentez que he soltado al principio, me encanta especialmente este microcuento.

Lostnilwen dijo...

¿Qué preposición? ¿Dónde?

Madame M dijo...

Eh, eh, eh. Puntualizando. Acompañada. Es decir, domingos y fiestas de guardar. A ver si va a pensar la gente que soy una beoda recalcitrante. Hip.

Lostnilwen dijo...

No, por Deu madame que yo acompaño siempre que puedo y hace falta. Y por eso usted me gusta y me cae bien. Un hada y yo le debemos una invitación beoda...