martes, 4 de marzo de 2008

Me enfrento al miedo (II)


Aunque, para ser exactos, debería haberlo titulado "Cuando mono conoció a avestruz". Me acusan de ser mono y será que lo soy. Dicen " siempre tienes miles de cosas en la cabeza y saltas de una a otra sin dejarnos hueco a los demás". Seamos sinceros. Todo era mucho más cómodo para tí ( el otro, los otros) cuando yo era una niñata maleable que deseaba creer en el amor, enamorarse y ser feliz. Pero ahora he cambiado (madurado, lo llaman algunos). No necesito a nadie para ser feliz: lo soy. No necesito que me cuiden: me cuido. Y no necesito cabelleros andantes: cuando necesito ayuda la pido. No vengas a decirme ahora que era mejor antes cuando me comían las inseguridades y no era capaz de decir "hasta aquí". Qué miedo que alguien que no te necesita, si no que lo elige, quiere estar contigo ¿no? Y tú, que sabías que estas iban a ser las palabras del "mono" haces cual avestruz. Te escondes para que no te vea pero intentas dejar atado un " volveré"que, mira por dónde, también me huele a "TARDE". Pero qué miedo da reconocer que hemos cambiado. Qué cantidad de miedos inconfesables, señores, esconden nuestros ojos...

La ilustración es el Bunny Mandala de Pictoplasma. Acosejo que se amplíe la imagen para verlo en condiciones.

PD: Qué agusto se queda una cuando se dice lo que se quiere decir, aunque sea un sincericidio global...

3 comentarios:

albert dijo...

el monologo (siendo logo=palabra en griego) la palabra del mono, (siendo mono=uno), la única palabra, mo' no log o (en argot inglés)no más madera o..., monólogo (en castellano) mensaje lanzado unidireccionalmente del que se espera reacción pero no respuesta

y en el mandala hay dos conejos follando

Anónimo dijo...

Es lo que tienen los conejitos...

Alcaudón dijo...

Miedo. Enenmigo eterno de las relaciones interpersonales.
Lo que nunca se ha de consentir es que nos hagan girar malgastando nuestras ganas de sentir los segundos que se nos llevan.