martes, 24 de junio de 2008

Gobio


A cada hombre que pasó por su cama le pedía un frasquito de su olor. De tal manera lo olía que sólo por el mecer del viento sabía cuántos de ellos estaban en la ciudad. No obstante, nunca quiso dejarse vender por la pituitaria por lo que cuando algo no convencía (o convenía) sacaba otro frasquito y lo abría. Normalmente usaba uno de sándalo porque se llevaba con él los recuerdos de otra suma que fue división. El amor es la suma de intentos fallidos y de integrales y derivadas de equivalencias nunca resueltas y una matriz de probabilidades casi infinitas en la que añades lo que no quieres para intentar encontrar, con precisión matemática, la respuesta definitiva a la pregunta universal de si me quieres. El amor sabe a pastas de mantequilla, huele a Malboros a medias y se dibuja como una ectosimbiosis o un gobio de Luther. Lo demás no cuenta.

(R.A.E ) Gobio.

(Del lat. gobĭus).

1. m. Pez teleósteo de pequeño tamaño, del suborden de los Acantopterigios, con las aletas abdominales colocadas debajo de las torácicas y unidas ambas por los bordes formando como un embudo. Se conocen varias especies, algunas de las cuales son abundantísimas en las aguas litorales españolas y en las fluviales mezcladas con las de mar.

2 comentarios:

Alvaro Claver dijo...

Lo más bonito que leo desde hace mucho tiempo.

A corderetas con mi alma: "Corde" dijo...

Joé, no sé qué decir. Me dejé los frasquitos sin tapa y por eso no huelo nada. Por eso o porque tengo alergia. Genial el texto y genial el gobio en cuestión. No lo conocía, pero me gusta su aspecto ; )