martes, 27 de noviembre de 2007

De adioses y hasta luegos


Yo tenía siete años, así que mi hermana pequeña tenía tres. Era una mañana de reyes. Mis abuelos maternos habían venido de Navalcarnero para traernos los regalos. Una vez abiertos todos nos fuimos a casa de mis abuelos paternos. Mi abuelo estaba desayunando leche con magdalenas, sumergidas ellas en la leche creando una especie de papilla que recuerdo que me daba mal rollo. También me daban mal rollo los bisontes que se fumaba mi abuelo (no me gustaa el olor). Recuerdo que el hermano de mi abuela salió de casa y no supimos dónde iba, pero yo estaba muy ocupada con mis regalos y apenas hice caso del asunto... No sé por qué hoy llevo todo el día acordándome de esto y quería compartirlo. Supongo que es porque ya no queda ninguno de los mayores de esa fotografía infantil de mi memoria.
Adiós a todos.

Mucho más amables son los hasta luegos. Pablo se va del curro y conél se lleva risas, bailes y buenos momentos. Una ausencia que, seguro, notaré en el día a día. Afortunadamente espero seguir estando a su lado de alguna manera, porque poco a poco, y sin hacer ruido, se ha transformado en compañero y AMIGO, de esos que se cuentan con los dedos de una mano, con los que puedes llorar sin que te de vergüenza y a los que les puedes decir que les quieres sin miedo... Espero que te vaya bien (y enterarme de ello y celebrarlo a tu lado).

Por otro lado, si tenéis ganas y tiempo hoy la Madame M con el maestro tañedor dan un concierto en el Bar & co. a las 22 horas. Yo no podré asistir a tan insigne evento pero os lo recomiendo con vehemencia.