martes, 20 de noviembre de 2007

La gran ola


Cuando abrió los ojos se encontraba en el filamento del sueño entre el apocalipsis y el acantilado. No sabía exactamente cómo huir y el mar se retorcía como si le hubiese sentado mal la comida. No podía hacer otra cosa que sentarse a esperar. O vencía el terror de la pesadilla o se le llevaba la ola...

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Otra imágen minicuento para los lectores. Resulta que probablemente me vaya este finde semana (y durante unos días) a visitar Canterbury y Winchester... Vamos, a hacerme un bonito recorrido por las inglaterras. Puede ser, que no es seguro, porque dependo de mi anfitrión, una de esas personas de ida y vuelta que son una constante en movimiento de mi vida. La verdad es que me vendría bien huir de los madriles, donde la vida me resulta extremadamente anodina, rutinaria y triste.

Normalmente me apetece mucho que llueva pero ahora, en este preciso instante, me gustaría estar tomándome un té de fresas acompañada en cualquier bar de domingo. Sin embargo aquí me hayo, en una sombría oficina con olor a resentimientos. Ya queda menos para la primavera...

1 comentario:

Alcaudón dijo...

Bonito pensar, precioso expresar, doloroso sentir...
Siempre es bueno desconectar de todo durante algún tiempo, o durante toda una vida. A veces es bueno olvidar, y otras no tanto. Suerte en tu camino.