jueves, 24 de enero de 2008

Mi consuelo, mi gato, mi Lando...

Cuando suena el despertador él se despereza siempre el primero. Abandona su lugar de sueño (siempre entre mis piernas) y viene directo a mi cara a despertarme con su patita y refrotando su cara sobre la mía para decirme que es mi hora. Me levanto, me ducho, desayuno...y siempre anda entre mis piernas. Cuando llego de comer me tiro al suelo para saludarle. Y se me refrota, otra vez, y me da su amor y me pide comida. Y siempre duerme a mi lado... Le gusta jugar con los chivatos y se sube a sitios imposibles. Cuando no estoy en casa sé que duerme entre mis botas, encima del armario. Cuando llego a casa con bolsas se mete dentro porque le hace gracia el ruido. Cuando hago la cama salta cual Batman sobre ella para "ayudarme", a su manera, a hacerla. Cuando lloro o estoy triste no se separa ni un segundo de mi lado. A veces no come hasta que yo no lo hago. Cuando me fui de casa fue él el que me ayudó a seguir el camino, obligándome a cuidarle, a comer, a jugar con él... haciendo que las penas fuesen más pequeñas (o llevaderas).

Lando está muy enfermo. Está en el hospital desde ayer. Tiene FUS (un síndrome de la orina incurable) y le están haciendo más pruebas y debo prepararme para lo peor. ¿Cómo lo hago?

3 comentarios:

Madame M dijo...

No hay preparación para eso, niña, no la hay. Si ocurre, sólo te quedará pasarlo mal hasta que el tiempo pase y la pena se diluya. Me encantaría decirte otra cosa, pero ya sabes que no suelo maquillar la realidad. Si te sirve de consuelo, sé y entiendo que no, ya sabes donde ando. Un beso enorme para tí y otro para Lando.

Anónimo dijo...

Uff, lo siento muchísimo, no me esperaba esto de Landito. Conmigo no se portó muy bien, pero no le tengo rencor, dale amor y recuerdos de mi parte.
Animo Lando.
Animo Patricia.

A corderetas con mi alma: "Corde" dijo...

Es una putada. Hay que pasarlo, hay que llorar y cuando el dolor pase, cuando hables de él, se te encogerá el estómago a la vez que sonreirás al recordarle.
Yo lo pasé hace 4 años y hoy mismo he recordado a Inka durante la comida y he sonreído contando anécdotas. Siempre me quedará una sonrisa para ella.Un besico.